Por qué las relaciones entre Estados Unidos y Rusia son tan desafiantes?
La relación de Estados Unidos con Rusia es hoy la peor desde 1985. La interferencia de Moscú en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 y lo que parecen ser sus continuos intentos de afectar la campaña electoral de 2020 ha convertido a Rusia en un problema interno tóxico que viene preocupando desde la década de 1950.
Su anexión de Crimea y el lanzamiento de una guerra en curso en el sureste de Ucrania, más su apoyo a Bashar al-Assad de Siria en su brutal guerra civil y a Nicolás Maduro de Venezuela han aumentado las tensiones con Estados Unidos. El presidente Trump asumió el cargo decidido a mejorar los lazos con Rusia, pero el resto del poder ejecutivo y el Congreso de los Estados Unidos han aplicado políticas duras hacia Rusia, imponiendo una serie de sanciones y expulsando a diplomáticos.
La Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos declara a Rusia y China las dos principales amenazas para la seguridad nacional de ese país en el mejor de los casos, los lazos entre Estados Unidos y Rusia son una mezcla de cooperación y competencia, pero hoy en día son en gran medida antagónicos.
Las dos superpotencias nucleares del mundo, Rusia y Estados Unidos tienen la responsabilidad única de mantener la paz y desalentar la proliferación de armas nucleares, biológicas y químicas en todo el mundo. Además, existen desafíos globales como el terrorismo, el cambio climático, gobernar el Ártico y lidiar con la pandemia de COVID-19 que los invita a trabajar juntos.
¿Cómo llegamos a donde estamos hoy?
Después del colapso de la URSS, muchos en los Estados Unidos asumieron que una vez que los rusos se liberaran de los grilletes del comunismo soviético, querrían unirse a Occidente y parecerse más a los estadounidenses y europeos.
Estados Unidos envió asesores políticos y económicos para trabajar con funcionarios y personas del incipiente sector privado para promover la democracia y los mercados, pero resultó que siglos de historia rusa y soviética habían producido una comprensión única y distinta del lugar de Rusia en el mundo y la forma de gobierno que debería tener.
La década de 1990, durante la cual Rusia era una sociedad más pluralista de lo que es hoy, se recuerda ahora como una época de caos, que enriqueció a unos pocos y empobreció a muchos, durante la cual Rusia fue «humillada» al tener que aceptar una agenda en gran parte dictada por los Estados Unidos.
Los intereses legítimos de Rusia, según dice esta narrativa, fueron ignorados por Estados Unidos. Esto incluye el derecho de Rusia a tener una esfera de influencia en los estados postsoviéticos, lo que significa que no deberían aspirar a unirse a la OTAN o la Unión Europea.
Hoy, Rusia define su perímetro de seguridad no como las fronteras de la Federación Rusa, sino como las fronteras de la ex Unión Soviética. Exige que Estados Unidos y Europa reconozcan esto. Hasta ahora, Washington se ha negado a aceptar esa premisa e insiste en el derecho de los vecinos de Rusia a elegir su orientación de política exterior.